Imaginación y libertad: al arte de construir realidad
El origen de las palabras, acostumbra a desvelar su verdadero sentido. Exento de la carga adicional que la gente, en su uso común del lenguaje, le concede afectada por creencias, sistemas culturales y educación familiar, nos devuelve al sentido primigenio de las palabras. Etimológicamente imaginación procede del latín imago, -inis que significa imagen. Si el pensamiento se expresa a menudo en ideas que pretenden conocimiento, la imaginación habla mayoritariamente en imágenes. Imaginando vemos. Cual profeta sobrecogido por una nueva que viniera a advertir o a alegrar al ser humano, la imaginación nos captura para transportarnos a una dimensión que genera realidad. Pues la realidad no es más que aquello que vivimos, experimentamos y recordamos como propio.
El creador o la creadora trabaja con tres herramientas bien afinadas: imaginación, intuición e información. Hermanastras paridas de la misma madre que abren puertas para la construcción de esas realidades ficcionadas que tantas veces se han convertido después en realidad. El creador o creadora es un faro que augura, que guía en la sombra y en la luz, una especie de zahorí que encuentra el agua necesaria para apaciguar nuestra sed espiritual, nuestra sed de conocimiento, nuestra sed de mañana. Imaginación e intución son visión y conocimiento instantáneos, mientras que información es el soporte imprescindible que da verosimilitud a las dimensiones que han generado las hermanas mayores. La información constata el camino abierto por la imaginación y la intuición. Recuerdo haber escrito sin saber una escena que sucedía en un puente sobre un río importante de la ciudad de Düsseldorf. Ese río no solo existía en mi imaginación, también estaba en la realidad. O haber utilizado un viento de fuerte embergadura como personaje importante en mi obra Refugio en las Rocosas y después comprobar que el viento Chinook existe en las Rocosas y además tiene unas características muy particulares.
La imaginación es el territorio donde el creador y la creadora se permiten la honestidad de ser libres sin juicios de valor. De ahí que los régimenes totalitarios intenten siempre la conquista de las imagos colectivas a través de propaganda y de la creación de historias alternativas que se impongan a las que contradicen un discurso intelectual, moral y ético únicos y colonizadores. Pero la imaginación, se reafirma aún más, cuando es acosada, cuando hay un intento de destrucción o transformación a la carta, porque la imaginación es uno de los vehículos que utilizan las musas para transmitir a los diferentes actores de la creación la diversidad de la condición humana a través de historias múltiples, diversas, particulares y concretas y, por tanto, universales. Y es a través de esa multiplicidad donde la verdad emerge. Nunca la conquista de la imaginación puede llevar implícito un sometimiento, sea de la forma que sea, del ser humano.
La imaginación es esperanza, es compasión. Gracias a la imaginación somos capaces de ponernos en el lugar del otro, de la otra, saber lo que sienten, lo que aman, lo que padecen, lo que anhelan, lo que celebran. Es también una llave hacia lo que todavía no existe en la dimensión de lo tangible, una guía para alcanzar otro horizonte, unos zapatos nuevos para seguir caminando hacia lo desconocido. Con la imaginación vivimos presentes paralelos, en Barcelona y en Rapanui, en Oslo y en Johanesburgo. A lomos de su caballo, de su elefante, de su dromedario, de su dragón, de su nave espacial viajamos sin problemas en el tiempo, inventamos nuevos espacios, nuevos paisajes, nuevos planetas, nuevas galaxias, internas y externas. La imaginación es arma de construcción masiva y es consuelo del alma. Es el ingrediente básico para aspirar a un grado de libertad que en la vida real siempre encuentra obstáculos, ya sean sociales, ya sean propios. Incluso es experiencia. Permitidme otra autocita con un pensapoamiento propio. Vivamos o no lo imaginado,/ la experiencia de lo imaginado,/ ¿cuántas veces has vivido?
La imaginación es fe en esta senda ignota que llamamos existencia, fe en el género humano que tantas veces nos decepciona con su barbarie. Campo de sueños y de despertares. Cuando se despertó, la vida seguía ahí, durmiendo a su lado.
Artículo publicado en el número XXVI de la revista EXCODRA
Fotografía de Martin Stranka